jueves, 13 de noviembre de 2008


Veinte segundos más tarde,

el cielo había cambiado...

Mi pecho comenzaba a sentir

el vacío.

Nada que venga de él es irrelevante...

Contemplarlo dormido,

o temblar en sus besos...

Cada infimo detalle influye

y modifica

a cada momento,

mi modo de sentir.

Camino a tientas

entre la maravilla

y el peligro

de ser suya.

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