Me acusa de mujer
cuando ancla su mirada cómplice,
sobre mis pupilas fugitivas.
A veces, me ignora con desinteres.
Yo me indigno cuidadosamente,
que mi dolor es un secreto,
celosamente guardado.
Después de todo,
he transitado,
más de una vez,
el oscuro callejón
de las crueles ausencias.
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