sábado, 12 de junio de 2010

Un año despuès...

-I-

Apenas un desconocido, sin nombre,
sin historia,
sin demasiadas pistas de su proscedencia.
La timidez no parecia visitarlo.
Cruzamos, tal vez,
algunas miradas en silencio...
Las palabras llegarian màs tarde.
Yo tan llena de vacìo, de abandono,
de besos y caricias de nadie...
Siempre creì que aquel encuentro
fue una rar- aunque maravillosa-
convinaciòn entre azar y destino.


-II-

De un lado, un cigarrillo,
alargandose en el cenicero,
del otro, un vaso medio lleno
(despuès supe que medio vacio),
en sus brazos, la guitarra...
aquel instrumento que harìa el primer puente
entre los dos.
No puedo asegurar con exactitud
el momento preciso
(mi vaso tambien estaba medio vacio)
pero cuando diò a conocer su voz,
supe por alguna razòn,
que ese extraño, sin nombre siquiera,
empezaba a acariciarme...

-III-

Las horas se sucedian,
se sucedian las canciones...
una tras otra,
como si èl pudiera adivinar
lo que le pedia en silencio.
Aquel desconocido,
quièn sabe de què manera,
habìa creado, atravez de su melodìa,
de su voz, de su mirada,
una especie de submundo,
en el que sòlo èl y yo habitabamos.
Hubo instantes sòlo nuestros.
Sin saber de nosotros,
sospechandonos, inventandonos...

-IV-

Casi amanecia,
la gente comenzaba a despedirse.
Yo no podia despegarme de la melodìa
de aquella guitarra,
de aquella voz tibia.
Por alguna razòn,
no tengo recuerdos del momento
de la despedida.
Como si nunca hubiera existido.
Como si aquel beso final hubiese sido
sòlo la promesa
de no seguir siendo extraños...

No hay comentarios: